A menudo, se habla del duelo cuando un ser querido muere, pero los niños pueden atravesar el duelo en otros momentos: cuando se despliega a un cuidador, se muda a un nuevo vecindario o clase, cuando un amigo ya no quiere ser más amigo. Los sentimientos de duelo son una respuesta a un cambio que el niño no pidió. Cuando se ignoran o malinterpretan los sentimientos, puede ser aún más difícil para la salud mental de un niño.
Tenemos siete sugerencias para ayudar a un niño que está en proceso de duelo por una pérdida o un cambio:
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Espere una variedad de síntomas: es posible que vea emociones (incluida la tristeza y la ira), síntomas físicos (como dolores de cabeza, dolores de estómago o problemas para dormir), dificultades sociales (como alejarse de amigos) o problemas de comportamiento (no prestar atención, berrinches, etc.). Cuando tenga un momento tranquilo, pregúntele a su hijo cómo se siente y si está relacionado con la pérdida.
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Cree un lugar seguro para compartir sus sentimientos: pregúntele cómo ha cambiado su vida en lugar de minimizar su pérdida. Anímelos a compartir sus sentimientos con usted y permítales procesar sus emociones sin juzgar. Tenga en cuenta que puede tener sentimientos fuertes un día y parecer haberlo “superado” al día siguiente. Considere usar nuestra descarga para ayudarles a honrar su pérdida.
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Trate de no resolver sus problemas/sentimientos; por supuesto, usted no quiere ver a un niño sufriendo. Pero si usted minimiza o elimina sus problemas: “¡Agradece tener ese tiempo adicional con tu mamá antes de que fuera desplegada!” o “Tu primo se fue a la universidad, pero puedes usar FaceTime con él”. El duelo no es algo que se pueda “arreglar” para otra persona. Simplemente, estar presente, amar y tomarse el tiempo para escuchar será el mejor apoyo que pueda ofrecer.
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No hay una manera correcta de hacer el duelo; a veces parece que un niño está demasiado molesto por una pérdida que no parece ser tan importante para nosotros. Pero todas las pérdidas son únicas y no hay una manera correcta o incorrecta de hacer el duelo.
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Comparta, cuando corresponda, puede ser útil hablar con el maestro, el entrenador, el mentor o el consejero escolar de su hijo sobre cómo se siente su hijo con respecto a la pérdida en su vida. Pregúntele a su hijo a quién quiere que le cuente lo que le pasa. Contar con el apoyo de muchas personas puede ser muy útil.
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Sea honesto acerca de lo que usted sabe y no sabe: si el amigo de un niño se ha mudado, no le prometa que hará otro mejor amigo o puede perder la confianza en usted si eso no sucede. No tenemos todas las respuestas y es bueno ser abiertos al respecto con su hijo.
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Encuentre la manera de conectarse y compartir recuerdos: cuando los niños pueden hablar de manera continua sobre su pérdida, pueden procesar y atravesar el duelo. Use la descarga del creador de recuerdos para encontrar formas de capturar recuerdos o realizar actividades que los ayuden a hablar sobre lo que sienten y extrañan.
¿Deberíamos ver a un terapeuta?
Debido a que el duelo es complejo y no sigue un cronograma, puede ser difícil saber si el comportamiento o los problemas emocionales de su hijo son parte del duelo o de otra cosa. Si no parecen tener interés en actividades que solían disfrutar, tienen dificultades en la escuela o se están apartando de sus amigos, querrá buscar apoyo del pediatra de su hijo o de un terapeuta de salud mental.